Los implantes en su gran mayoría son compatibles con el cuerpo, recuerden que los implantes no hacen parte del cuerpo, son algo externo y al ser puestos en él tiene la posibilidad de decir es parte mía o no. Además de eso, el mercado lo que más mueve es titanio, el titanio que va aumentando de grado 3-4-5 y al hacerlo en grados de pureza es más compatible, pero es menos resistente, el que manejamos es grado cuatro (4) y grado cinco (5), ese titanio cunado entra en el hueso segrega de él unos iones que van a la sangre, esa sangre se puede contaminar si ese paciente es alérgico. En el paciente hay dos (2) alergias antes de poner un implante.
También hay rechazo por una mala carga funcional, o sea, o porque el odontólogo previamente a poner el implante no hizo un estudio de su paciente en su parte sistémica, funcional o siquiera en la parte estructural de su trabajo en prótesis. El implante necesita de una oseointegración y es clara: una integración del titanio con el hueso sin interposición de ningún tejido y en carga funcional. No solamente es un rechazo al material como tal que está dentro del hueso, sino también a lo que se le ponga encima que es la prótesis, si ésta no está bien concebida y sin una carga bien puesta que vaya directamente al implante se puede rechazar.
Dentro de la historia clínica que se le hace al paciente se puede encontrar que el es alérgico a algún medicamento o cosas externas, antes de pensar en un implante hay que hacerle una prueba que se llama La Prueba Melisa, ésta nos va a decir qué tan compatible es el paciente con los diferentes metales; en el caso que sean alérgicos a los metales, al metal titanio en sí, se debe buscar que el implante sea de otro material diferente al metal o buscar otras alternativas para reponer los dientes perdidas, puede ser otro tipo de prótesis, removibles, dentosoportadas con lo que aun quede u otra que ya no se sustentadas sobre implantes.
