Cuando hablamos de frenillectomía, hablamos de un procedimiento quirúrgico que se basa sobre el frenillo labial o el frenillo lingual.
Para poder realizar este procedimiento necesitamos básicamente establecernos en la edad del paciente (eso es muy importante), en los signos y síntomas que está sintiendo.
Cuando hablamos de frenillectomía labial, personalmente me gusta esperar a que haya una dentición permanente, a que haya una erupción de los caninos y que los centrales superiores migren hacia la línea media; cuando ellos migran hacia la línea media, ahí podemos determinar la inserción del frenillo. Hay frenillos que están insertados en forma de abanico o que tienen una banda demasiado gruesa, cuando vemos que el espacio interpapilar entre los incisivos centrales es bastante grande porque hay una banda muy fibrosa, en ese espacio podemos determinar hacer una frenillectomía.
La frenillectomía que yo acostumbro a hacer (o la que me gusta), es una zetaplastia donde generalmente lo que hago es retirar la banda de tejido fibroso y cambio las fibras de inserción del frenillo para que no haya una recidiva. Hacer una zetaplastia nos ayuda muchísimo a que esa banda fibrosa no vuelva a tener recidiva que es lo que generalmente pasa cuando tenemos frenillos sobre-insertados.
La otra situación, es que los ortodoncistas muchas veces nos mandan los pacientes porque necesitan hacer la ortodoncia y hay una separación entre los incisivos superiores, cuando tenemos esa separación entonces hay 2 posibilidades: lo quitamos quirúrgicamente o le pedimos al ortodoncista que estrangule esa banda fibriótica que está ahí y que la cierre mediante movimientos ortodónticos, esto se puede hacer a nivel de los 13 o los 15 años si detectamos que verdaderamente hay una sobre-inserción del frenillo labial.
Cuando tenemos un frenillo lingual es diferente porque empezamos básicamente a detectarlo en los niños a nivel de los tres (3) o cuatro (4) años cuando ellos ya empiezan a desarrollar un lenguaje mucho más fluido y ahí tenemos que analizar cómo la lengua tiene movilidades: si tiene movilidad hacia adelante, hacia los lados o sencillamente la lengua cuando sale se pliega hacia adentro y ahí podemos determinar que hay una sobre-inserción del frenillo lingual.
Cuando tenemos esa sobre-inserción de frenillo lingual nos gusta poner a los niños a pronunciar palabras como la “s”, la “r” y ahí podemos determinar si la punta de la lengua está haciendo articulación sobre las arrugas palatinas, si no está haciendo articulación probablemente ese frenillo esté sobre-insertado y esté corto, nos basamos en la clasificación de Kotlow para poder determinar la sobre-inserción del frenillo y ahí procedemos cuidadosamente a llevar al niño a cirugía bajo anestesia general con todos los rigores de seguridad y hacemos una frenillectomía. Esa frenillectomía también me gusta hacerla en “Z” y nos cuidamos muchísimo de no afectar el piso de boca y los conductos por donde sale la saliva (es muy importante) y ponemos suturas reabsorbibles.
Hay que recordar que a los niños generalmente hay que estimularlos para que vuelvan a nuestra consulta, para que estén tranquilos. Algo que me ha ayudado mucho es la sutura reabsorbible ya que no hay que quitarla, ni retirarla, sino que la dejamos ahí y sencillamente a pacientes que son operados el día cero (0) al otro día están comiendo, hablando perfectamente. Esto debe ir acompañado de fonoaudiología para que nos ayuden a ese refuerzo de la lengua en la movilidad en todo lo que tiene que ver en la parte de la deglución y muchas veces coincidimos en que esa falta de tono muscular nos lleva a que haya disartres, que es la articulación de las palabras, entonces con fonoaudiología nos apoyamos mucho en ese sentido para poder sacar a nuestros niños adelante.