Para poder hablar de la disfunción de la Articulación Temporomandibular (ATM), tenemos que hablar básicamente qué son los problemas a nivel clínico de lo que tiene que involucrar el sistema cráneo – mandibular, lo que son ligamentos, músculos, disco articular, ATM, cavidad oral, músculos cervicales, músculos faciales, todo esto está relacionado con los problemas de la disfunción de la ATM.
Dentro de la disfunción de la ATM tenemos una clasificación de acuerdo con lo que es la parte muscular, la parte meniscal o del disco articular, la parte a nivel óseo, estructuras óseo-esqueléticas, todo lo que está relacionado con las estructuras óseas de la ATM, enfermedades inflamatorias, enfermedades degenerativas, enfermedades hormonales, malformaciones de estructura, malformaciones congénitas, una serie de ítems que engloban todo lo que es la disfunción de la ATM; poderla definir es bastante complejo porque es un campo muy grande.
Para poder detectar la disfunción de la ATM nos basamos en un examen muy regido a la historia del paciente donde podemos evaluar sus compromisos sistémicos, sus componentes a nivel de la ATM: muscular, óseo, dental y psicológico; con lo anterior podemos empezar a detectar qué tipo de disfunción de ATM tiene. Generalmente hay dolor en la región retrodiscal del cóndilo o muchas veces hay hipomovilidad mandibular ya con eso el paciente nos refiere qué es lo que está sintiendo y sobre eso hacemos un plan de tratamiento.
Para poder detectar la disfunción de la ATM generalmente siempre hay un motivo de consulta donde el paciente nos expresa su dolor o su malestar que está sintiendo a nivel facial. Pasamos a una enfermedad actual donde podemos determinar con él, hace cuánto tiempo tiene dolor a nivel de la Articulación Temporomandibular (ATM), qué músculos le afecta y sobre una escala análoga visual que va de uno (1) a diez (10), podemos determinar la escala del dolor, para nosotros es importante en la disfunción de la ATM saber cuánto le duele al paciente sobre la manifestación de ese signo que tiene.
En una escala de 1 a 10:
De 1 a 4 es leve
De 4 a 7 es moderado
Y de 7 a 10 es severo
Sobre eso también determinamos el tiempo de evolución del dolor o de la falta de movilidad de la mandíbula.
Muchos de los pacientes que nos consultan es porque tienen limitación a la apertura oral o tienen un dolor a nivel de la ATM que se refleja hacia la región temporal que les genera cefaleas tensionales o tienen un dolor a nivel muscular que puede ser a nivel cervical o a nivel de los músculos masticatorios o músculos faciales; reuniendo estos datos podemos empezar a hacer una anamnesis y un examen de la clínica, teniendo esto podemos determinar si el dolor a nivel de la articulación es un dolor interno o un dolor a nivel muscular o si es un daño de estructura o si tenemos una limitación funcional. Cuando ya determinamos eso, procedemos a hacer un examen de la clínica y esto nos va a ayudar muchísimo al enfoque; ese enfoque es básicamente sobre la Articulación Temporo Mandibular que es la que tiene que ver con el funcionamiento de la mandíbula sobre la base del cráneo.
Tomamos unos exámenes cuando tenemos desarreglos internos de la articulación, exámenes importantes que hoy en día son igual estándar como la resonancia magnética con boca abierta y boca cerrada, donde podemos determinar en qué posición está el disco de la articulación, si el disco está mucho más adelante o más atrás o sencillamente podemos ver deformaciones a nivel del cóndilo, cuando tenemos esta situación tomamos unos diagnósticos y sobre estos hacemos unos tratamientos iniciales.
Cuando tenemos disfunción de ATM siempre vamos de menor a mayor, nunca empezamos por las cirugías, sino que vamos de menor a mayor.
En la disfunción de la ATM lo que vamos a analizar es el dolor de la ATM, la hipomovilidad de la mandíbula, la parte muscular, es decir, músculos masticatorios y músculos faciales, la estabilidad de la oclusión (es ahí donde Angle juega un papel importante), el posicionamiento de la mandíbula con respecto al cráneo; vamos a analizar al paciente desde su punto de visa de la clínica, de sus factores sistémicos, de su compromiso psicológico que para nosotros es importante para llegar a un diagnóstico claro.
Lo que más nos consultan hoy en día sobre la disfunción de la ATM es básicamente sobre dolor a nivel retrodiscal, imposibilidad para poder abrir la boca, más conocida como hipomovilidad condilar o movilidad mandibular.
En la disfunción de la ATM hacemos el plan de tratamiento, siempre vamos de menor a mayor, nunca llegamos a hacer la cirugía inmediatamente, a menos que tengamos ciertas características muy específicas para poder hacer una cirugía de Articulación Temporomandibular.
Es importante mirar los signos y los síntomas, el dolor, el ruido de la articulación que puede ser chasquido o la crepitación o sencillamente un ruido estilo “popping”; miramos limitación a la hora de abrir y cerrar la boca, dolor muscular, hay que palpar al paciente, tocarlo en región maseterina, en región cervical, en externos, en región occipital, en región temporal, hay que hacer una evaluación de la oclusión, cómo está, porque si falta un diente (la estructura dental generalmente es armónica y esto se da cuando tenemos estructuras dentales en posiciones adecuadas), va a haber un desbalance y la articulación inicia a hacer la compensación, además, empiezan a existir alteraciones a nivel de la misma.
Usted como odontólogo general o estudiante que empiece a revisar este tipo, generalmente la semiología que a nosotros nos enseñan es tocar, ver, escuchar y hacerse en la posición del paciente porque hoy en día en estas enfermedades lo que hacemos es que remitimos a un psiquiatra o un psicólogo y resulta que el tratamiento inicial lo debemos dar es nosotros o sencillamente el paciente ha pasado ya por psiquiatría, por psicología y el último es el cirujano maxilofacial el que tiene que llegar a tratar estas disfunciones de la ATM donde debía haber sido el primero. Cuando ya evaluamos esto podemos pasar a un plan de tratamiento donde se determina si el paciente es quirúrgico o no quirúrgico o hacemos un tratamiento convencional como terapia física, (cuando hay dolor a nivel muscular) con infrarrojos, con TENS que es Electroestimulación Miocutánea, con la terapia de calor, frío, con masajes musculares; lo anterior nos va a ayudar a que toda esa cadena muscular que no solamente viene desde la región cervical sino todo lo que es la espalda, la zona dorsal, lumbar se suelte y el paciente ayude a una relajación mucho mejor.
Nos ayudamos mucho de relajantes musculares con antiinflamatorios o analgésicos dependiendo de la anamnesis que nosotros hagamos. Hay pacientes que sufren de gastritis entonces no vamos a mandar un AINES, pero lo complementamos con acetaminofén y nos ayudamos mucho de una placa neuromiorelajante.
Yo, personalmente recomiendo, desde mi experiencia de siete (7) años como cirujano maxilofacial, hacer placas neuromiorelajantes no programadas (me gustan las placas que son sin programar) o las placas estilo Pivot que nos ayudan a hacer distracción del cóndilo cuando tenemos dolor en región retrodiscal, esas nos ayudan muchísimo para manejar este tipo de problemas; yo tengo una casuística bastante grande sobre la disfunción de la ATM y he visto muy buenos resultados cuando no las programamos, porque podemos determinar la función de grupo, dónde se está haciendo más fuerza, dónde se está generando más desgaste, si es en la región anterior o región posterior y podemos darnos cuenta cómo está funcionando esa mandíbula para determinar dónde hacer desgastes oclusales o tallados selectivos y dónde podemos ajustar la oclusión. Pero cuando hacemos placas neuromiorelajantes que son programadas perdemos esa visión y (yo las dejé de utilizar hace bastante tiempo). Complementando lo anterior también nos ayudamos de lo que es la parte psicológica, investigar mucho al paciente, cómo duerme, cómo se alimenta, si su relación en su trabajo está bien o no, porque eso genera tensión.
Hoy en día tenemos que esa tensión ya es una enfermedad y la llamamos estrés, pero es que resulta que es una tensión a nivel muscular o a nivel psicológico que también tenemos que empezar a darle manejo.
Y ¿cómo se le da manejo? Sencillamente entramos en el paciente y hacemos que este tome la confianza y nos empiece a contar sus problemas, cuando “exorcizamos” esos problemas muchas veces podemos ayudar desde el punto de vista a eliminar esos dolores. Muchos de los dolores de la disfunción de la ATM se producen por duelos familiares, por presiones en el trabajo, por malas posturas o por mal patrón de sueño y eso es lo que debemos que analizar. El paciente es un conjunto del “todo” y nosotros tenemos que analizar el “todo” para poderle garantizar un tratamiento exitoso.
En el siguiente video los invito a conocer las terapias existentes sobre la disfunción de la ATM.