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Dificultades en el sueño de los niños

Dificultades en el sueño de los niños

Dificultades en el sueño de los niños. Es un tema que yo diría que es el 80% de las consultas o de las preguntas que aparecen en una consulta sobre todo en niños menores de un año. Vamos a encontrar que son pocas las dificultades reales, pero que son muy desgastantes las tareas en las que se meten los papás a veces, quizás precisamente por un poco de falta de orientación y que podrían no ser llevadas como de trabajo, no ser cosas que produzcan más cansancio y agotamiento; todo lo contrario, más facilidad para otras dimensiones, aspectos, ambientes donde se desenvuelven ellos en sus vidas.

La importancia del sueño

El sueño es un momento de nuestro día muy necesario para recuperar energía, recuperar daños a nivel de nuestras células y hacer procesos de desaprendizaje y aprendizaje. El sueño ya se viene formando desde el vientre de la mamá y tiene dos fases: una fase de sueño superficial y una de sueño profundo las cuales tienen que, poco a poco ir madurando en la medida en que el niño se va desarrollando. Los primeros tres (3) meses son muy importantes; los primeros mil días que incluyen los días de la gestación; los dos primeros años son importantes para en general todos los procesos de un niño y los primeros seis años lo que se llama primera infancia, es la etapa inicial donde función tras función se van yendo a procesos más complejos, a ganar habilidades con las cuales nos quedaremos para desarrollar el resto de nuestra vida y claro, tenemos una posibilidad de cambiar, pero ya esa posibilidad es un poco más limitada o es más exigente hacer cambios.

El sueño tiene un proceso de maduración y es muy necesario para que el niño vaya allá a tomar la información que ha recibido a través de los sentidos: del oído, el ojo, el olfato, el gusto, el tacto y entienda el mundo; para eso necesita dedicarse a ese proceso, es necesario que sus músculos descansen. También se presentan otros fenómenos a nivel hormonal que van a cambiar la circulación y van a modificar la manera en que funcionan sus órganos, por eso es muy importante ayudarlos a que el patrón de conciliación de sueño se pueda ejecutar, es decir, todos tenemos cómo dormir por nuestra cuenta, lo que necesitamos es un ambiente y unas circunstancias que nos permitan ir atendiendo a este patrón de cambios, no sólo es desacelerar, sino en activar los mecanismos del sueño para poder entrar en ese estado de reparación, en ese estado de aprendizaje.

Dos preguntas muy frecuentes en la consulta alrededor de estas situaciones en el sueño, son:

¿Cuánto debe dormir mi bebé o mi hijo? y ¿A qué edad debe salir de la cama? si fue que entró en la cama de los papás

La primera, las horas que necesita dormir un recién nacido van entre 16 a 18 horas, por supuesto, hace sus paradas para despertarse y recargar energía y lentamente aparte de comer, ir mirando, captando y devorando todo su entorno. Hacia el primer año, el niño más o menos termina teniendo unas 12 horas de sueño en promedio y por lo general hace una siesta en la tarde o una siesta al día. Llegando a la adolescencia son entre 8 a 10 horas de sueño, menos de 8 puede dar dificultades hormonales, dificultades en la atención y en el desarrollo del aprendizaje y más de 10 horas también para la mayoría de adolescentes, pueden producir problemas en su rendimiento por decirlo así, no me estoy refiriendo a que sean productivos obligatoriamente, sino en su funcionamiento corporal y orgánico.

La segunda pregunta es ¿Cuándo deben salir de la cama de los papás?

Esto ya empieza por generar como que implícitamente el niño estuvo en la cama de los papás y es sólo una posibilidad. Como mamíferos nuestro entorno más seguro al nacer son nuestros padres y en especial nuestra madre, además, que nos va a brindar el alimento de directo y de forma fácil como es la leche materna, pero otras corrientes de pensamiento tienen la postura en la que el niño debería lograr independizarse de sus padres en especial de su mamá y por eso debería poder dormir solo. He dicho que todos tenemos un patrón, un programa neurológico para poder conciliar el sueño y eso está presente desde el recién nacido, a término en el niño que no fue prematuro, sin embargo, para que ese patrón se ejecute lo primero que el niño tiene que registrar es que está en un ambiente seguro.

¿Para un recién nacido qué es estar en un ambiente seguro?

Un ambiente que está con temperatura cómoda, confortable ni muy frío, ni muy caliente, un ambiente que le recuerda el interior del útero donde estuvo gestándose, así que los brazos donde el niño está recogido, donde siente

el tacto que lo están sosteniendo, son el lugar donde más seguro se va a sentir.

Ahora, en la medida en que el niño puede ir confiando gracias a que se resuelve esa necesidad de cercanía, de contención, en que el mundo es un lugar seguro, su desarrollo neurológico que le va a dar más movilidad lo va a ir haciendo ampliar sus fronteras y se va a soltar cuando ya pueda desplazarse más, naturalmente regresará a pedir atención a sus necesidades.

¿Cuál es la cuestión que veo yo en consulta?

Que hay papás que quisieron tener esta postura de ir con sus hijos de forma natural, a su propio ritmo con el tema de lograr que estén más independientes, pero la vida les puso una situación distinta por el camino y agotamiento u otras situaciones, hacen que ellos estén pensando en que sea mejor que el niño duerma en su propia cama.

¿Qué hacer?

Alrededor de más o menos el séptimo mes de nacido del niño, en su cabecita, cerebro, en su mente aparece una función que se llama reconocimiento o permanencia de los objetos, es decir, el niño sabe que algo que no vea, no existe y si ese objeto o esa persona es significativo para él se puede angustiar, si no lo ve entonces tratar de llevar a un niño fuera de la cama después de este tiempo puede ser un poco más trabajoso; lo cual no quiere decir que sea imposible o que no se pueda hacer, con amor, con tranquilidad retando un poco el niño y mirando si el reto si le está quedando fácil a todos llevarlo porque tiene muchísimas herramientas con él, lo que pasa es que está aprendiendo a mirar el inventario de herramientas que tiene y experimentando con ellas para saber cómo usarlas; entonces no es porque tenga todo eso cuando llega a este planeta, cuando nace que uno le puede pedir que haga cosas de un momento para otro, como si fuera grande.

Dependiendo de cuál es la postura de los papás habrá posibilidades de forma distinta para ayudarles a llevar esa transición, si la quieren hacer o continuarán acompañando a sus hijos en la cama porque a la mayoría les parece muy rico tenerlos allí y con el tiempo el niño que se siente seguro y que está pudiendo explorar el mundo, él mismo se saca de la cama, antes, después, más arriba, más abajo lo más probable es que se saca de la campo es más fácil proponerle que se salga de la cama y ya se puede conversar, se puede tener otra manera de aproximación al tema, el niño termina yéndose a su habitación

Otro factor del que vamos a hablar sobre el sueño de los niños es la exposición a las pantallas. Los expertos en el tema sugieren no exponer una pantalla a un niño menor de 4 años, pero en la realidad estamos rodeados de ellas y en algunos casos los papás no han encontrado otra manera de lograr que el niño atienda a una situación o permita una situación determinada

¿Por qué las pantallas hay que tenerlas en cuenta a la hora de hablar de las dificultades en el sueño de los niños?

Porque tanto por el contenido de lo que pasa en la pantalla, como por otros factores que tienen que ver con la luminosidad, el sonido y otra serie de cosas, puede llegar sea sobre-estimular el cerebro del niño, lo cual le dificulta prestar atención a sus sensaciones de cansancio, de necesidad de restauración y emplear ese programa de inicio del sueño.

Con el tiempo, si no hay de otra manera, me refiero a que la pantalla tiene que estar ahí de alguna forma, tendremos una educación para poder establecer una relación con ellas distinta, pero en la medida de lo posible se debería preferir más los ambientes naturales, los ambientes donde el estímulo proviene de cosas que no cambian tan intensamente de un momento para otro o que no es lo único que está allí y que el niño puede escuchar las sensaciones de su cuerpo y dormir con más facilidad. No se recomienda tener una lamparita prendida o poner una música, por lo menos no durante el sueño del niño, puede que parte de lo que se haga antes para lograr la conciliación del sueño, sea generar un ambiente con este tipo de estímulos, sonidos suaves, por ejemplo, para lograr dormir.

Lo más importante como he dicho y como me lo ha mostrado la experiencia en la consulta, es que el niño se sienta seguro, la ropa de los padres, por ejemplo, que tiene su olor, les puede ayudar para cobijarlos, para acunarlo, cubrirlo en el momento de colocarlo en su propio espacio.

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