En esta ocasión queremos hablar un poco a cerca de la conexión con nosotros mismos en este tiempo en el que estamos más guardados en nuestras casas, con más posibilidad de estar solos, de conectarnos con nuestro interior y que, además, tenemos muchas preguntas de todo lo que viene para el futuro. Vamos a compartir este espacio una invitación a conectarse con cada uno. En este tiempo es muy usual que los psicólogos reciban preguntas sobre qué hacer, qué hacer con las emociones, qué hacer con las diferentes situaciones que estamos viviendo y esa es la razón por la cual queremos empezar con el tema de la conexión con nosotros mismos; estar solo, en silencio, da la posibilidad de preguntarse y de encontrar soluciones también.
No existe una posibilidad de encontrar una solución mágica ante lo que estamos viviendo, es un tiempo de incertidumbre, un tiempo de no respuesta, un tiempo en el que hacemos planes, sin embargo, no sabemos si se van a cumplir o no y en esa medida para algunas personas surgen emociones como la ansiedad, como el miedo, las ganas de salir corriendo, de dejar todo de lado y no saber qué hacer. En esta presentación es probable no responder qué hacer, pero sí quisiera que al final puedan quedar unos elementos claros que nos pueden ayudar a encontrar soluciones.
Cuando hablamos de la conexión con nosotros mismos fundamentalmente hay una pregunta que suena muy bonita para los psicólogos y para las personas que trabajamos en la interioridad y que es muy difícil de responder, y es ¿quién soy yo? Es una pregunta bonita que tal vez todo el mundo se hace, pero que trabajar en ella implica también silenciar muchos aspectos, tener una construcción de quién soy yo o del sí mismo, es un asunto que se construye en la historia, es decir, “a mí me vienen diciendo desde pequeña es que tú eres muy juiciosa o eres una niña muy responsable o te falta ser más estudiosa”. A partir de todas esas cosas que vamos recibiendo de afuera y de muchas experiencias que vivimos, se va construyendo esa representación que nosotros tenemos de quiénes somos, de cuáles son las habilidades que tenemos y en momentos como este en el que estamos encerrados, sin saber qué hacer aparecen mucho esas definiciones que tenemos de nosotros mismos para dar respuesta.
No es lo mismo si nos han enseñado, por ejemplo, que soy una chica que tengo que tener todo bajo control o lo he construido a través de mi experiencia y ahora que no tengo nada bajo control, será mucho más fácil que me sienta ansiosa y experimente alguna sintomatología a que, si nos han enseñado que la vida se va enfrentando a medida que va apareciendo, entonces probablemente puedo estar un poco más tranquila esperando a ver lo que viene, las indicaciones que me van dando, etc. La invitación del día de hoy es ¿quién soy yo en un momento de incertidumbre? ¿cuáles son las características que aparecen en mí? y ¿cómo puedo yo hacer frente a esas características? En este momento nosotros nos enfrentamos a preguntas que tienen que ver con lo práctico y lo profundo, a partir de mi experiencia personal y profesional yo tengo la idea de que para solucionar lo práctico es necesario conectarse con lo profundo.¿A qué me refiero?Claramente en este momento todos podemos tener preocupaciones sobre el dinero, el trabajo, la educación, los cambios de la presencialidad a la virtualidad y todo eso, seguro tiene soluciones prácticas; buscar otro trabajo, inventarse cómo llegar a aquel lado u otro, pero eso sin lugar a dudas nos enfrenta a asuntos internos que son desde el punto de vista psicológico e implican conectarse consigo mismo, si voy a buscar otra forma de trabajar, cuáles son los temores que me habitan en esa nueva búsqueda, incluso algo tan sencillo (desde mi experiencia profesional) cuáles son mis prejuicios a la hora de empezar a pensar cómo voy a atender a mis pacientes a través de la virtualidad y no en la presencialidad, por ejemplo, e identificar lo que me permiten esos prejuicios, observarlos, mirar de dónde vienen, trabajar en ellos y en esa medida flexibilizarme un poco más o, quedarme con ellos, paralizarme y definitivamente ya no trabajar; no puedo ver mis pacientes porque es imposible trabajar como psicóloga, médica o cualquier profesión que tenga si lo veo como una imposibilidad la virtualidad, ahí me voy a quedar.Si a algo nos estamos enfrentado, es a la exigencia de flexibilizar nuestra forma de pensamiento en la medida que nos enfrentamos a cosas que son desconocidas para algunos, nuevas para otros, a nuestros prejuicios, pero también a los prejuicios de los demás, nuestros pacientes y familiares.
- “Recuerdo el caso de una colega que me consulta por la atención que está haciendo con una persona de la tercera edad
- y me dice: “los chicos ya le han dicho que le van a comprar un celular, que la van a contactar por videollamada y ella no quiere”. Esa es nuestra primera reacción, no quiero, no puedo, no soy capaz, eso a través de ese medio no se puede, sin embargo, cuando aparece el recurso, cuando vemos cómo funciona y empezamos a experimentar con él, se descubren un poco de alternativas también”
- No quiere decir que sea fácil o que estemos muy alegres porque de un momento para otro el mundo cambió, sin embargo, hay un aspecto importante y es que el cambio ya está, independiente si nosotros lo aceptamos o no lo aceptamos, si estemos de acuerdo o no, hay algo que ya está instaurado y es que hay un cambio.
Tomemos varios conceptos:
1. El de resistencia al cambio. La resistencia al cambio es un fenómeno natural, es decir, nadie o muy pocas personas tenemos la flexibilidad de decir de un día para otro, esto pasó y vamos a empezar nuevamente, no importa, dejamos atrás y volvemos a reinventarnos. Hay una reacción inicial ante esto que es tan intempestivo que es pensar “tengo que hacer lo que sea para sostenerme en lo que estaba seguir haciéndolo de la misma manera”. Algunos peleamos, otros nos asustamos, otros inmediatamente tratamos de inventar otras cosas, cada uno de acuerdo a sus experiencias tiene una forma de respuesta ante el cambio. Cuando hablamos de cambio es válido mencionar la palabra integración; cambiar no significa desechar lo que veníamos construyendo o lo que hay atrás, sino que es tomar lo que yo tengo, lo que he construido, lo que me sirve en este momento y empezar ahora a integrarlo a las nuevas posibilidades.En términos de lo que está ocurriendo con la educación, las experiencias de algunas personas en relación a esta en algunas instituciones educativas, se puede observar en ese momento inicial de resistencia en el que lo único que estamos haciendo es llevar la clase magistral a una pantalla y eso no se va a sostener por mucho tiempo, sin embargo, tampoco tiene que desaparecer lo que venía de afuera y se puede pensar en esa integración y que ya se ve en algunas propuestas del Ministerio de Educación, por ejemplo, en algunos espacios vamos a llevar la educación a través de la radio, la televisión, el whatsapp, el internet, el correo, los videos, et. Estamos hablando de educación por radio que la hicieron nuestros papás hace 60 años y que ahora estamos simplemente retomando una experiencia. Si lo llevamos a nuestra vida también, es eso. – “La propuesta de empezar de cero (0), no la creo porque si tienes una experiencia recogida nunca vas a empezar de cero” habrá cosas que no sabes hacer o no has experimentado, pero siempre se recoge algo de las vivencias que se hayan tenido.
2. La solución de problemas. La solución de problemas tiene diferentes pasos:
- El primero es identificar cuál es el problema que yo tengo en este momento porque incluso en ese primer paso nos damos cuenta que hay cosas que estamos viendo como problema que realmente no son un problema, sino una realidad que estoy enfrentando
- El segundo paso es hacer una lluvia de ideas o una lista de cuáles son las posibilidades que se tienen para solucionar ese problema; desde las más cercanas o posibles, hasta las que se me ocurran “más locas” y crea imposible de ejecutar.
- El tercer paso es analizar cada una de esas posibilidades de solución en ventajas y desventajas. Es bueno recordar al hacer este análisis que elegir siempre implica ganar y perder, no hay posibilidad de hacer una elección sin tener esos dos aspectos.
- El cuarto paso es mirar cuál es la opción que me genera más ventajas, con la que me siento más cómodo, la que es más probable para mí; al hacer ese análisis no se valen los peros porque cuando está la resistencia al cambio siempre vienen las excusas. Acá tenemos un panorama más amplio de cuáles son las posibilidades y viene el más difícil, que es el arriesgarme a algo, con esa convicción de que seguro habrá cosas que gano y cosas que pierdo.Esta técnica que les recomiendo podríamos aplicarla al momento que estamos viviendo ahora, claramente es un momento de pérdidas y de ganancias, pensemos simplemente en la cuarentena. Si hacemos un listado de qué ganamos durante la cuarentena, cada uno de acuerdo a su experiencia tiene unas cosas que ha ganado y otras que ha perdido.
- Estar en la casa para algunos ha sido más económico, cómodos, la posibilidad de estar con la familia, de leer los libros que no se había leído y para otros ha sido la posibilidad de tener más conflictos en pareja porque hace tiempo que no pasaban tiempo juntos. La vida es así, de pérdidas y ganancias, de incertidumbre un poco; por más que tengamos todos los aspectos controlados hay algo que se sale, lo único seguro que tenemos es el instante en el que estamos. Hemos estado hablando del cambio y quiero compartirles algo, es una ilusión de que todo esto salga una verdadera transformación, es decir, que sirva para algo, nadie sabe para qué realmente, cada uno tiene su postura o forma de ver lo que debería pasar con lo que estamos viviendo en este momento y sí hay una ilusión de transformación, soltar lo que ya no sirve, de identificarlo. Cuando hablábamos de resistencia al cambio estamos hablando también de apego. Hay un concepto de apego como de algo necesario para vincularnos, pero hay otro conocido como aferrarse a algo porque ya es lo conocido, es cómodo; también es un proceso de duelo que como su nombre lo indica, duele y hace referencia a esas cosas que tal vez no quiero regresar o puedo identificar en este tiempo que estuve lejos de ellas, que no me hacen tanto bien o que las he hecho porque vienen como un mandato de otras personas o como una exigencia de la sociedad de consumo en la que nos estamos moviendo, pero que tal vez no las necesito y eso nos introduce en otro asunto en el que hablamos con frecuencia y es lo que yo quiero o lo que me gusta, lo que disfruto y lo que “necesito”.
- En la sociedad de consumo en la que estamos, aunque quisiéramos comprar o todavía estemos en esa necesidad de adquirir cosas, por ejemplo, no podemos hacerlo, nos han enseñado a necesitar muchas cosas que ahora podemos cuestionarnos si las necesitamos o no. Para concluir, hay un punto fundamental, cada movimiento afecta a todos los que estamos involucrados en él, la teoría sistémica y otras de las que se alimenta la psicología nos ha enseñado que un movimiento en una parte de un sistema, afecta a todo ese sistema y eso es lo que estamos viendo ahora también. Si nos referimos específicamente a la pandemia o al Covid-19 fue un movimiento que se dio en una parte del mundo que nosotros ni siquiera tenemos ubicada en el mapa y hoy está acá; de esa misma manera si nosotros lo aplicamos a lo cotidiano, el hecho que tener un determinado comportamiento después de salir de esto, no es un asunto que me implica solo a mí, implica a todos los que tengo a mi alrededor, ni siquiera a mi familia únicamente, a cualquier persona que me encuentre y cualquier comportamiento que otro tenga, también incide en mí, incluso sin darme cuenta.En la medida que yo me ocupo de mí, de saber de mí, de mi interioridad, de conocer cuáles son mis límites, mis posibilidades, mi posición frente a este cambio que ya es inminente, eso también influye en los entornos en lo que yo me muevo, también en la salud mental y en las otras personas que tengo a mi alrededor, es como un bucle o un arma de doble filo en la que si todos trabajamos de adentro hacia afuera y de afuera hacia adentro, va a ser mucho más fácil que podamos enfrentarnos a todo lo que tal vez no sabemos si viene, pero que ya está puesto acá.